Después de la última entrada que estuvo pasada por agua, el nuevo día amaneció soleado.
Bonita jornada para caminar por la montaña, recoger níscalos, pisar el suelo mullido cubierto por las acículas de los pinos y sentir el inconfundible olor de los jarales.
Parece ser que las condiciones climatológicas no fueron las más adecuadas para el nacimiento del preciado protagonista de nuestra historia por lo cual, los intrépidos caminantes nos topamos con una gran dificultad para encontrar al famoso Lactarius deliciosus, una de las setas más populares y comunes en toda España con múltiples usos culinarios.
La mañana pasa, sin prisa pero sin pausa. Es hora de reponer energías y acudo con celeridad a una vieja cantina que descubro en un pequeño pueblo cercano. Pido algo para picar y bebo un botellín de cerveza. Mientras espero a que me traigan el bocadillo, observo con atención un par de cartelitos pegados en la pared:
- El primero situado en la parte superior se encuentra
inclinado, es de color azulado y tiene un mojito pintado. Pienso que a mitad de
la mañana, no es la hora más adecuada para tomar la bebida anunciada, por lo
que dirijo la mirada al segundo cartelito.
- El segundo cartel me hizo gran ilusión por su mensaje
cautivador, en el que se podía leer:
No tenemos wifi... hablen entre ustedes.
Bonito lema el que encontré en aquel lugar escondido, en mitad del camino, que me hizo recordar la olvidada comunicación oral donde en cualquier lugar que estuvieras te ponías a hablar con los demás.
Los tiempos cambiaron y ahora solo sabemos charlar por wasap. ¡Una pena!