¡Hola martes!
La última vez escribí en lunes, hoy toca retomar la escritura en un martes, ese de ni te cases ni te embarques.
Realicé una escapadita hacia lo desconocido, en un país diferente, con sus costumbres, con sus gentes y regresé con una experiencia enriquecedora, aprendiendo a valorar esas pequeñas cosas que muchas veces pasan desapercibidas ante la mirada indiferente de nuestra sociedad consumista en la cual nos ocupamos en exceso de lo material abandonando esos valores olvidados que siguen presentes en esta cultura tradicional:
Respeto hacia los demás, en especial a las personas mayores, a las autoridades, a los profesores... la hospitalidad, la valoración de las cosas sencillas contemplando el atardecer senegalés o el asombroso cielo estrellado, escuchar el canto del gallo antes del amanecer, la hora del té con la familia o amigos, el transporte en el techo de un vehículo destartalado, la sonrisa de un pequeño, la charla bajo la sombra de un centenario baobab.... y no sé cuántas cosas más.
Viendo el amanecer senegalés.
Entre carros y mercados.
De charla con los artistas.
En la escuela rural de Senegal.
Proyecto de lucha contra el abandono escolar.
Bajo la sombra del baobab.
Despedida desde un barrio pesquero en Dakar.