jueves, 10 de marzo de 2022

Hoy no era un día cualquiera

Hoy no era un día cualquiera, tenía la agenda completita.

La luna delantera del coche amaneció agrietada por lo que debí acercar el vehículo a una de estas cadenas que reparan los cristales dañados de los coches.

Mañana tranquila, pero a la salida del trabajo comenzó a chispear y  me dirigí de nuevo al taller para recoger el coche, resguardado bajo mi viejo paraguas de cuadros.

Y como no hay dos sin tres, otra vez tuve que regresar al mencionado taller ya que dicen:

"quien no tiene cabeza... debe tener pies",

Me había dejado el paraguas en la recepción  donde te hacían  la factura.

Hoy no era un día cualquiera, por la tarde vinieron a realizar la revisión anual de la caldera.

Cosas que pasan de vez en cuando pero hoy se juntaron todas a la vez, en el mismo día.

También acabé de leer mi último libro (Niños de tiza)  y casualidades de la vida, hoy era el día para devolverlo a la biblioteca.


Un frágil sol se escondía entre las grises nubes. Empezaba a oscurecer, era hora de regresar a casa tras un día más ajetreado de lo normal.

Paso otra hoja del calendario de mi escritorio. El invierno va dando sus últimos coletazos.

Cuando marzo va a mediar, el invierno ha de acabar.