Me levanté temprano en una mañana otoñal.
Me dispuse a dar un paseo hasta llegar al castañal.
Las hojas húmedas cubrían el suelo de la senda empinada.
Los erizos abiertos dejaban escapar el fruto escondido en su interior.
El sol montañero hacía que brotase por todo mi cuerpo el frío sudor.
Un trago de agua en el manantial, doblo el lomo y empiezo a recolectar.
El paseo mereció la pena, lanzamiento de castañas que se encestan en la cesta.
Vuelta para casa, retorno por la misma cuesta.
Por un puñado de castañas
Esta entretenida actividad me hizo recordar
aquella película de un título similar. . .
Por un puñado de dólares
¿Cuántas cajas hacemos?
Tres. Mejor dicho que sean cuatro.
¿Cuántos kilos de castañas cogemos?
Tres. Mejor dicho que sean cuatro.
Nota:
Tenía una duda a la hora de nombrar al lugar protagonista de esta entrada.
Miro en el diccionario y veo como se admiten las dos palabras.
Podemos escribir castañar y castañal.
Primero gacias por tu comentario en mi blog...está muy bonito el relato del paseo ...del baño y recogida de castañas ...pero al fin castañas...
ResponderEliminarun abrazo
Marina
Gracias a ti por tu seguimiento y los amables comentarios.
EliminarUn abrazo.
me encantan las castañas tienen un sabor dulce increible
ResponderEliminarabrazos
Gracias por el dulce comentario.
EliminarHas puesto la guinda al pastel, al pastel de castañas.
Que aproveche¡¡¡
Aclarado lo de castrar y castañal. Por un puñado de castañas o por un puñado de dólares. No sé cuántas veces he visto esta película, y cuántas más veces la veo, más me gusta. Menudo fenómeno Clint.
ResponderEliminarSaludos.
El amigo Clint daría mucho para hablar.
EliminarUna de mis películas preferidas es "Fuga de Alcatraz", ya no sé cuántas veces la he visto.
Las castañas me traen recuerdos de días oscuros, lluviosos, húmedos, tristes y fríos que tanto poblaron los días de mi infancia. Ellas eran pequeños soles que alegraban el final de la tarde llenándonos la panza y calentando el cuerpo al lado de la cocina de carbón. Cálidos frutos de luz en la oscuridad del otoño astur.
ResponderEliminarVaya, sin intención siquiera no me ha quedado mal, ¿verdad? Gracias por la inspiración, amigo.
Un abrazo.
Las castañas me traen recuerdos de días oscuros, lluviosos, húmedos, tristes y fríos que tanto poblaron los días de mi infancia. Ellas eran pequeños soles que alegraban el final de la tarde llenándonos la panza y calentando el cuerpo al lado de la cocina de carbón. Cálidos frutos de luz en la oscuridad del otoño astur.
ResponderEliminarVaya, sin intención siquiera no me ha quedado mal, ¿verdad? Gracias por la inspiración, amigo.
Un abrazo.
Bonito comentario compañero.
EliminarMe ha gustado:
"Cálidos frutos de luz
en la oscuridad del otoño astur"
¡Feliz fin de semana!
Me encantan las castañas y me traen grandes recuerdos de tiempo atrás.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encantan las castañas y me traen grandes recuerdos de tiempo atrás.
ResponderEliminarUn abrazo.
Acabo de terminar el puré de castañas.
Eliminar¡A ver qué tal ha quedado!