Es temprano. Escucho el canto del gallo anunciando un nuevo día.
Salgo de casa para realizar una marcha matutina.
Camino por la estrecha vereda entre aromas de jarales y de higueras.
Continúo por un sendero polvoriento hacia un destino desconocido.
Hace calor. El paisaje se presenta seco y amarillo.
Tengo sed pero no puedo mitigarla esta vez.
La primera fuente se encuentra sola, aburrida, triste y descolorida, sin una gota de agua fría.
Cambio de rumbo.
Asciendo por una cuesta empinada que desemboca en una verde arboleda.
Las zarzamoras se esconden tras las ramas de un viejo castaño.
Los incipientes erizos marcan el camino a seguir por una senda serrana.
Golpe de suerte. Alucino al encontrar una segunda fuente.
Insectos de largas patas pretenden remar contracorriente.
Maravilloso placer el de poder colmar la sed tras una larga caminata.
Me mojo la cara, echo un trago de agua y vuelvo feliz para casa.
Es admirable el partido que le sacas a lo más sencillo, siempre lo más importante y, ante lo que tantas veces estamos ciegos... Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que bonito paseo...
ResponderEliminarSaludos
Así da gusto pasear. Un saludi
ResponderEliminarAsí da gusto pasear. Un saludi
ResponderEliminarUna entrada muy emotiva!!!! Los sentidos a mil! Cariños desde el otro lado del océano!!!
ResponderEliminarsiii
ResponderEliminarSi es un placer pasear por paisajes naturales. Y también desarrollar ese espíritu aventurero, de ir por caminos que no saben si tienen salida y hay que volver hacia atrás, aún así sigue la marcha. Y a disfrutar . Muaaaaa
ResponderEliminarSaludos a todos los que llegaron hasta aquí.
ResponderEliminarGracias por dejar vuestros bellos comentarios.
Bonito el lugar y bellamente descrito. Felicidades.
ResponderEliminarBonito el lugar y bellamente descrito. Felicidades.
ResponderEliminarGracias amigo.
EliminarMe parece que también te gusta disfrutar con las caminatas matutinas.