Dejamos atrás al mes de julio con visitas a hospitales.
Dejo algunas imágenes captadas mientras paseo por los pasillos.
Control de enfermería entre flores y muñecas.
Habitáculo imprescindible para curar al enfermo.
Por la tarde también pasó otro cura con sotana.
Sala de espera donde hay veces que uno se desespera.
Aparatos variados para el control del paciente.
Aparcamiento con las sillas de ruedas.
Nota: Es posible que alguna vez hayas dado con tus huesos en el hospital . Puedes comentar poniendo tu experiencia. Al acabar el mes veremos cuántas especialidades salen en los comentarios. ¡Feliz Agosto!
Lugar, dia y hora, no me puedo imaginar, pese a estar en agosto, a un ambulatorio y menos un hospital tan vacio, de ser asi, no tenemos razón para quejarnos por no ser atendidos.
ResponderEliminarMi visita a ambulatorio y macrohospital para radiografias fue en la segunda semana de julio y las salas estaban a tope.
Saludos
Saludos
Las imágenes fueron tomadas el pasado domingo por la tarde en el Hospital de Soria y es verdad que el ambiente estaba bastante tranquilo.
EliminarMe imagino que a diario y en las consultas habrá más movimiento.
Gracias por tu visita .
ResponderEliminarYo también te deseo felices vacaciones.
buenas noches
¡Buenos días!
EliminarGracias a ti por llegar hasta aquí.
Podría contarte tantas cosas... la vida de un hospital es demasiado dura a veces y otras muy gratificante, mi misión, nuestra misión, es procurar que en el mundo del dolor y la enfermedad impere el éxito de la curación y por encima de todo que la esperanza jamás se pierda.
ResponderEliminarHe recorrido esos pasillos tantas veces que nunca los he visto vacíos, ni siquiera en agosto. Ojalá se pudieran cerrar habitaciones, quirófanos, salas de urgencia y hasta las batas y el fonendoscopio.
Que tu agosto sea saludable.
Como siempre, encantado de ver tu bello comentario.
EliminarUn fuerte abrazo.
Impactante entrada e imágenes. Mi mención especial a los sanitarios.
Eliminar¡Feliz verano! :)
Feliz verano y saludos para los sanitarios.
EliminarNo olvidaré las visitas a hospitales.
ResponderEliminarDifíciles días.
Un abrazo.
Hay cosas difíciles de olvidar.
EliminarUn abrazo.
Amigo fotógrafo,todos nacimos en un hospital,y moriremos en uno de ellos
ResponderEliminarHay de todo.
EliminarLos más viejos del lugar nacieron en las casas y en alguna ocasión alguno nació antes de llegar al hospital.
Saludos
Ya lo creo que tenemos recuerdos de hospitales y en el mes de agosto...
ResponderEliminarEspero que tu estancia en el, sea pasajera para no desesperar.
Un abrazo.
Es verdad, todos podemos recordar las experiencias en un hospital.
EliminarUn abrazo.
Ojalá tu paso por el hospital tenga un final feliz, como me ha ocurrido a mí en algunas ocasiones (pocas, gracias a Dios). Claro que, como a todos, a veces también fue el lugar de la despedida definitiva de algunas personas a las que amé y sigo queriendo con toda mi alma. En fin.
ResponderEliminarTe contaré una anécdota que considero simpática, una de esas pocas veces (a Dios gracias) que estuve ingresado, fue porque tenía un fortísimo dolor de cabeza acompañado de fiebre muy alta. En cuanto se acercó la médica a verme le dije que por favor me diese alguna droga, y que no se preocupase, que podía jurarle que tengo fuerza de voluntad suficiente para no seguir tomándola una vez curado. A la médica le dio la risa, e inmediatamente después, seria y sonriendo, me dijo: "no sé que te pasa, pero te aseguro que el dolor te lo quito". Y me lo quitó, y sólo sus palabras y su simpatía, ya habían aliviado mucho mi ánimo. Tardaron algo en dar con el diagnóstico, pero acertaron de pleno con él y con el tratamiento, eran fiebres de Q.
Un abrazo, amigo.
Ojalá tu paso por el hospital tenga un final feliz, como me ha ocurrido a mí en algunas ocasiones (pocas, gracias a Dios). Claro que, como a todos, a veces también fue el lugar de la despedida definitiva de algunas personas a las que amé y sigo queriendo con toda mi alma. En fin.
ResponderEliminarTe contaré una anécdota que considero simpática, una de esas pocas veces (a Dios gracias) que estuve ingresado, fue porque tenía un fortísimo dolor de cabeza acompañado de fiebre muy alta. En cuanto se acercó la médica a verme le dije que por favor me diese alguna droga, y que no se preocupase, que podía jurarle que tengo fuerza de voluntad suficiente para no seguir tomándola una vez curado. A la médica le dio la risa, e inmediatamente después, seria y sonriendo, me dijo: "no sé que te pasa, pero te aseguro que el dolor te lo quito". Y me lo quitó, y sólo sus palabras y su simpatía, ya habían aliviado mucho mi ánimo. Tardaron algo en dar con el diagnóstico, pero acertaron de pleno con él y con el tratamiento, eran fiebres de Q.
Un abrazo, amigo.
La actitud es muy importante.
EliminarLa atención con una broma o una sonrisa ayuda a la recuperación.
Un abrazo.